Intervenir en el mundo, una actitud ética
No fue posible realizar esta entrevista. Al plantearle nuestro cuestionario Carlota Bustelo tuvo la amabilidad de enviarnos el siguiente texto (Nota Editorial).
Empecé a estudiar a los seis años en el edificio de oquendo e iba a comer al de General Mola, esquina Joaquín Costa, donde estaba mi hermano Carlos, tres años mayor, con el que iba y volvía andando a nuestra casa de la Colonia del Viso. Entonces el recorrido que hacíamos por lo que hoy es la continuación de la calle Velázquez, la del dr. arce y la de Cinca, que es- taban sin asfaltar, no tenía peligro. además, yo me sentía protegida por Carlos. dos años después, cuando estábamos en la clase 8, nos mudamos aMiguel angel, donde ya cursamos lo que entonces se llamaba ingreso, o clase 9. Y a partir de entonces fui en el autobús 7, que cogíamos al lado de casa y nos dejaba enfrente. Ya no nos movimos y acabé lo que entonces se llama- ba la segunda enseñanza, después de hacer Preuniversitario, en el año 1956, con 16 años. durante todos esos años fui muy feliz y me parecía imposible que se pu- diera estudiar en un sitio mejor. Supongo que mis padres, después de la experiencia de mis dos herma- nos mayores en el Colegio del Pilar, no tuvieron dudas de sacar a Carlos de allí y llevarnos a un centro laico. Mis padres provenían los dos de familias de tradición liberal y habían vivido la llegada de la II república con mucha esperanza y la Guerra Civil con miedo y con mucha tristeza. aunque nin- guno de los dos había estudiado en la Institución libre de Enseñanza (mi padre estudio en Suiza y mi madre en Valladolid), tenían amigos que si lo habían hecho y hablaban de ella con respeto y admiración.
Defender los derechos humanos 111
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